Cada caballo es un mundo, y esto es una realidad. Sin embargo, hay zonas del cuerpo donde, por lo general, disfrutan especialmente cuando les rascamos.
Una de sus favoritas suele ser la cruz. Muchos caballos relajan la cabeza o incluso intentan devolver el gesto con pequeños “mordisquitos” suaves.
También suelen disfrutar de los rascados en el cuello o la nuca, siempre que no presenten molestias o sensibilidad en esa zona.
Es fundamental observar sus reacciones: si estiran el cuello, hacen ruiditos con la boca o se acercan más a ti, probablemente estés rascando justo donde más les gusta.
Por el contrario, si se apartan, mueven la cola con incomodidad o tensan el cuerpo, es mejor cambiar de zona.
-Redacción por Cristina Prado-









