Probablemente muchos ya conozcáis la respuesta, pero por si queda alguna duda, aquí os compartimos varias razones para afirmarlo con certeza.
Aunque no puedan expresarse con palabras, su lenguaje corporal, sus gestos y sus reacciones nos hablan constantemente de lo que sienten y de cómo se sienten.
Un caballo puede mostrar alegría al vernos llegar, relajarse profundamente a nuestro lado o, por el contrario, manifestar nerviosismo, miedo o incluso tristeza ante situaciones que no comprende o que le sobrepasan.
Diversos estudios han demostrado que su sensibilidad es tan alta que son capaces de percibir nuestro estado emocional incluso antes de que seamos conscientes de él, reaccionando de manera distinta si nos notan tranquilos, tensos o enfadados.
Además, los caballos son animales sociales que crean vínculos muy fuertes tanto con sus compañeros de cuadra como con las personas con quienes comparten su día a día.
Gracias a ello, pueden recordar gestos, actitudes e incluso echar de menos a quienes han formado parte de su entorno.
-Redacción por Cristina Prado-









