Anastasia Khlebnikova: arte en miniatura ecuestre
Anastasia Khlebnikova se ha consolidado como una figura destacada en el mundo del arte ecuestre en miniatura. Nacida en una aldea minera en Siberia, su inspiración nació de su madre —gran amante de los caballos— y la vena artística heredada de su abuela, quien crió a siete hijos e inspiró a sus quince nietos. Aunque los recursos eran limitados, su madre apoyó dos pasiones vitales: los caballos y el arte. Como recuerda Anastasia, todo comenzó con un pequeño modelo de Mustang de la marca Schleich, un regalo que encendió su creatividad.
De juguete a arte digital
A los 12 o 13 años empezó a compartir fotos de sus modelos en redes sociales. Sin apenas recursos fotográficos profesionales, se las ingenió para confeccionar sus propios escenarios y, con clases de fotografía, aprendió a destacar cada pieza. Esta constancia la llevó a ganar reconocimiento dentro de la comunidad rusófila de modelismo.
San Petersburgo: el trampolín definitivo
Su traslado a San Petersburgo en 2017 fue un momento clave en su carrera. En su nuevo hogar, compartido con otra artista, descubrió el aerógrafo. Un compresor y una pistola le abrieron la puerta a su primera obra auténtica, marcada por un realismo asombroso.
Técnica impecable y fidelidad anatómica
Cada obra de Anastasia nace de una fotografía real. Los caballos en miniatura que pinta reproducen fielmente pelaje, texturas y proporciones específicas de razas como el Mustang negro o el elegante Frisón. Su dominio de la anatomía equina dota a cada pieza de una expresividad y detalle que sorprenden
Una comunidad global a su alrededor, su cuenta de Instagram, @modelshess, reúne coleccionistas y fans de todo el mundo que admiran el realismo mágico de sus esculturas. Sus obras no solo capturan formas, sino también la esencia y belleza de los caballos.









