En el día de hoy, Beatriz Ferrer-Salat ha tenido que despedirse de su compañero Fabergé, un Hannoveriano nacido en 1996, hijo de Falkland x Akelei x Akzent I, que llegó a sus manos con tan solo cuatro años, justo antes de que acudiese a los Juegos Olímpicos de Sidney 2008
Con Fabergé, Beatriz acumuló infinitud de triunfos y es que, aunque cuando llegó a su cuadra era un tanto miedoso, con el tiempo y el trabajo necesarios, se convirtió en uno de sus caballos de Gran Premio. Fue un gran golpe para Beatriz el no poder competir en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, debido a una lesión grave mientras entrenaban en San Tin, a tan solo una semana de la celebración de los Juegos Olímpicos.
Si bien es cierto que regresó a los cuadrilongos, nunca volvió a ser el mismo, por lo que decidió jubilarlo en un gran paddock para que descansase el resto de sus días. Así lo comentó en una entrevista en 2008, donde la Beatriz señaló que “no vendería a Fabergé ni por un millón”. Y es que si hay algo que caracteriza a Ferrer-Salat es su trato cercano con cada uno de sus caballos y la calidad de vida que a todos les proporciona.
Entre sus triunfos se encuentran el Gran Premio Freestyle del CDI3* de Vidauban (Francia) en 2011 o el Campeonato de España de Doma Clásica Absoluto en 2010, en donde nada más y nada menos que lideró el Gran Premio, el Gran Premio Especial y la Kür Gran Premio.
También se subieron al podio en Saumur 2008, en Ponte de Lima en el mismo año e incluso en el maravilloso Circuito del Sol en Vejer de la Frontera. Participaron en el Campeonato de Europa de 2011, y su última aparición internacional fue en el CHIO Aachen de 2012.
Un sinfín de triunfos colgados en casa gracias a Fabergé, al que desgraciadamente hoy han tenido que dormir a la edad de 29 años.
Beatriz Ferrer-Salat cumple con su filosofía sobre el cuidado del caballo y hacerlos felices. Así lo hizo con su compañero de competición durante un cuarto de siglo.
Mientras que estaba la pasada semana en el CHIO Aachen, se le avisó a la amazona catalana de que “Fabi” estaba llegando al final de su vida, así que no dudó en cogerse un vuelo e irse a verlo. Ayer, al volver del Campeonato de Europa de menores al que fue con su alumna Júlia Álvarez Abad, aún pudo pasar con Fabergé otro ratito más recordando buenos momentos.
Mucho ánimo a nuestra Chacco Rider más ilustre y un descanso merecido a Fabergé.









