El otoño trae consigo temperaturas más suaves tras el calor del verano, pero también supone un reto para la salud de los caballos. Los cambios de clima, la humedad y la aparición de pasto fresco pueden favorecer la aparición de ciertas enfermedades y complicaciones que conviene prevenir.
A continuación, repasamos las más frecuentes en esta estación y cómo mantener a tu caballo protegido.
🍂 Laminitis
Con la llegada de los días cálidos y las noches frescas, el pasto vuelve a crecer y acumula altos niveles de carbohidratos no estructurales. Esto puede desencadenar laminitis, especialmente en caballos con sobrepeso o con patologías metabólicas como el síndrome metabólico equino o el Cushing.
Prevención: controlar el acceso al pasto otoñal, vigilar el peso y realizar revisiones regulares de los cascos.
🍂 Cólicos
Los cambios en la dieta (por ejemplo, al pasar de pasto a heno) y las oscilaciones de temperatura pueden afectar al sistema digestivo. Los cólicos por impactación son especialmente comunes en esta época, ya que los caballos tienden a beber menos agua cuando baja la temperatura.
Prevención: asegurar un buen acceso a agua fresca y limpia, introducir cambios de dieta de forma gradual y fomentar el movimiento diario.
🍂 Problemas respiratorios
La humedad y el inicio de la estabulación prolongada favorecen enfermedades respiratorias, desde simples resfriados hasta cuadros más graves como bronquitis o neumonía. Además, el polvo del heno almacenado en otoño puede agravar el asma equina recurrente.
Prevención: ventilar correctamente las cuadras, evitar el uso de forrajes polvorientos y mantener la vacunación al día contra influenza y otras patologías víricas.
🍂 Enfermedades parasitarias
El otoño es un momento clave para los parásitos internos, ya que muchos helmintos completan su ciclo antes del invierno. Si no se controla, la infestación puede provocar pérdida de peso, cólicos o diarreas.
Prevención: realizar un programa de desparasitación basado en análisis coprológicos y siguiendo las indicaciones del veterinario.
🍂 Problemas de piel y cascos
La humedad del otoño favorece la aparición de afecciones como la dermatitis del menudillo (mud fever) o la pododermatitis. El barro y los suelos húmedos reblandecen el casco, haciéndolo más vulnerable a infecciones como la canker o la ranilla podrida.
Prevención: mantener las camas secas, limpiar los cascos a diario y evitar que los caballos permanezcan mucho tiempo en terrenos embarrados.
El otoño es una estación de transición que exige una atención especial en la gestión del caballo. Una alimentación controlada, un buen plan sanitario y cuidados diarios en el establo y el prado son la clave para mantener la salud y el rendimiento de tu compañero.









