“Porque la boca de los caballos no suele tener tanto misterio como la gente cree. Es cierto que no existen dos iguales, porque las hay con muy diferente grado de sensibilidad, o incluso lenguas más gordas que otras que marcan distintos asientos para el bocado. Pero por encima de todo eso, lo que refleja realmente la dureza de la boca de un caballo es su mayor o menor capacidad para flexionar su cuarto trasero. De tal forma que si no puede bajar bien sus posteriores cuando se lo pides, probablemente es por que sus angulaciones son muy rígidas, él siempre tirara de la boca para evitar sentarse, igual que sucede cuando no es capaz de meter las patas debajo de su masa para frenar. Entonces le señalaran como ”duro de boca”, cuando la realidad es que solo es duro de caderas. Pero repito, la boca es solo un reflejo de todos sus defectos o virtudes físicas. Es donde los manifiesta y donde te da las pistas para que se los puedas compensar en busca del equilibrio.” Pablo Hermoso de Mendoza.
