El otoño es una de las estaciones más especiales para salir a montar, cuando los paisajes se tiñen de tonos dorados, rojizos y ocres que convierten cada ruta en una experiencia única.
Disfrutar de un paseo a caballo en esta época permite conectar con la naturaleza de una manera distinta, respirando aire fresco y apreciando los cambios del entorno, a pesar de que buena parte de España sufriese incendios a mediados de agosto.
Además, el clima otoñal, más suave que el del verano, resulta ideal para caballos y jinetes, evitando el exceso de calor y favoreciendo recorridos más largos y agradables.
Antes de salir, es recomendable planificar la ruta, adaptando la dificultad al nivel de los jinetes y asegurándose de que el terreno sea seguro para los caballos, especialmente con la humedad típica de estos meses.
Las sendas boscosas, caminos rurales y zonas de montaña se convierten en escenarios perfectos para contemplar el naranja y rojizo tan característico en esta época del año.
También, es una forma de favorecer a que el turismo ecuestre de las zonas afectadas vuelva a nacer.









